En el centro de la extensa vega que riega el río Duero, se encuentra la capital de la no menos extensa comarca de la ribereña: Aranda de Duero.
Lugar de realengo, condición a la que nunca quisieron renunciar los arandinos.
Gran municipio de la provincia burgalesa, que inició su periodo de esplendor a finales del siglo XV. Entre su patrimonio arquitectónico destacan la iglesia de Santa María, gótica isabelina de los siglos XV y XVI, cuya fachada sur está concebida a modo de grandioso retablo, donde se incluyen escenas en relieve de la Adoración de los Magos; la iglesia de San Juan Bautista, sede del concilio de Aranda (1473), con bella portada formada por nueve impresionantes arquivoltas; el palacio de los Verdugo, del siglo XV; el santuario de la Virgen de las Viñas, del siglo XVII, situado a las afueras; el puente románico, el palacio de Colmenares y las abundantes casas señoriales.
Además, Aranda de Duero está situada dentro de la ruta del vino de la Ribera del Duero, cuenta con más de 6 kilómetros de bodegas subterráneas en el casco histórico de la ciudad, destacan:
Entre los Museos de la villa destacamos: el museo del Tren y el museo Casa de las Bolas.
A nivel gastronómico destacan los restaurantes, asadores típicos de la zona, donde preparan lechazo con torta de aceite acompañado de vino Ribera del Duero.